Los próximos 7 y 8 de Abril se celebra el 8º Simposio de arquitectura progresiva bajo el tema "Tectónica radical" con sede en la Universidad La Salle. El título general ya enfoca, aún con algo de vaguedad acotada, la dirección temática del evento: lo progresivo.
Podríamos hablar de las implicaciones que tiene, de la definición del progreso, de la caducidad o permanencia del término; ¿Por qué no "arquitectura innovadora"? El cuestionar de raíz el título del evento sólo distraería de un dato relevante por lo que implica: es su octava emisión. Esto en si ya habla de una constancia y solidez difícil de alcanzar con un evento con una postura temática específica. Habla también de la claridad de criterio curatorial que ha tenido José Luis Álvarez Tinajero, el organizador del evento, desde su primera emisión. Y este criterio no es accidental. Siendo parte de los muchos que salimos para volver (obtuvo su Master of Science in Advanced Architectural Design del Pratt Institute en NY) mostró un claro interés desde el inicio por dar a conocer métodos y estrategias que en México aún no eran vistas.
Los títulos que rigen cada simposio responden a los temas en discusión en el momento en que ocurrieron: "La complejidad de la n-volvente", "La nueva materialidad", "Geometría non-standard", "Digital/análogo", "Estructura y ornamento", "Procesos digitales + Fabricación" y "s-trategias" remiten a el enfoque de los comentarios en un pin-up en cualquier escuela de las cinco que marcan la pauta de innovación y exploración en diseño y a lo explorado y discutido por las firmas que lo están llevando a la práctica.
En el caso de esta 8a emisión, el título "Tectónica radical" tiene aristas agudas que pueden dar argumentos de discusión a los muchos detractores de sofá que hay entorno a cualquier tema relacionado con la computadora o la innovación. Es lo que puede revivir la discusión entorno al título general: ¿Qué es progresivo? ¿Qué es radical? ¿Quién es radical? Es imposible alejarnos del juicio de valor si queremos definir lo radical como algo positivo o negativo. Pero esto no es nuevo. José Luis ha tenido que enfrentarse a la resistencia infundada que generó el evento desde su primera emisión. Pareciera que la intensidad de la crítica a la exposición de "formas vacías", "excesos formales", "artilugios mediaticos" y "caprichos del star-system" aunado al juicio directo al evento por su postura malinchista (en las emisiones iniciales no hubo ponentes nacionales) es directamente proporcional a la ignorancia entorno al tema (o temas) de quienes la emiten. Esto es algo que he hablado con José Luis y es parte del motivo por el cual aceptó (y acepté) la propuesta de hacer una mesa de discusión entorno a este tema.
La propuesta del evento de promover un arquitecto nacional emergente me parece adecuada en otro contexto. En un evento donde la curaduría va enfocada a la presentación, evaluación y discusión entorno a temas específicos, la ausencia de representantes nacionales en el panel presenta sólo esa realidad: la ausencia de representantes nacionales.
Esto parece hacer eco al revuelo que generó un comentario emitido por Patrik Schumacher haciendo referencia a la asignación del Pritzker a Shigeru Ban, donde enfatiza la existencia de lo políticamente correcto como criterio de evaluación que sólo contamina los criterios relevantes. A nivel nacional, tiene también relación con lo ocurrido hace unas semanas con los resultados del concurso del Pabellón del Eco, dónde gran porción del gremio se levantó indignado por la decisión del jurado de declarar desierto el concurso. ¿Acaso el jurado no tenía la facultad de evaluar la calidad de las propuestas, y de ser necesario, declarar que ninguna de ellas cumplía con las expectativas del concurso? Alguien juzgo de arrogantes a los jueces. ¿No es más arrogante por parte de los participantes pensar que sus trabajos sí cumplen con estos criterios de calidad dementando la decisión del jurado?
No quisiera que mi postura fuera confusa: admiro y respeto el trabajo de algunos de los ponentes nacionales invitados a este evento; de otros no. Esa no es la discusión. Mi punto es la contaminación de un proceso de curaduría congruente y sólido en respuesta a la carga gremial que tiene establecido lo políticamente correcto como Lo Correcto; un pseudo-nacionalismo congruente a la doble moral que impera en nuestro medio y la emisión de juicios infundados y polarización de posturas en temas donde existe una amplia escala de grises.
José Luis y yo cerramos nuestra última discusión entorno al tema diciendo:
él -en una barra hay que ofrecer para el gusto de todos-
yo -de acuerdo, pero si me invitas a una cata de mezcal no me interesa que me ofrezcas ron-
El que se haya dado esta discusión con él y aún así decidiera invitarme al evento, responde al deseo de la adopción de cultura de crítica en nuestro país y en nuestro medio. Espero que este espíritu de crítica sea alimentado por las distintas posturas, herramientas, aproximaciones y resultados que veremos en el simposio y guíe la mesa redonda con la que cerraremos.
Si seguimos con la analogía a la cata de algún licor, garantizo un alto nivel de sofisticación en lo que estamos por probar.