Más allá de la intervención bidimensional de la vitrina, se buscó una alteración espacial que en vez de obstruir el funcionamiento diario del showroom, lo acentuara interactuando con sus visitantes, expresando hacia el exterior su actividad interior.
La pieza es generada a partir de una spline trazada en el espacio respondiendo en su invasión hacia el interior a las zonas de mayor y menor nivel de estaticidad y movimiento de los visitantes. La forma obtenida expresa directamente su generación digital y su origen emergente: cada pieza, idéntica en código y origen a las demás, sufre alteraciones locales menores, generando un conjunto que no es el resultado de la suma directa de sus partes, sino de la interacción entre cada una de ellas.